Ayer se celebro el acto de apertura del año judicial, a través del cual, solemnizó de forma casi teatral la gravedad de la situación de la justicia española. Magistrados del tribunal Constitucional asistieron para escuchar a Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, el defensor del Pueblo en funciones, la presidenta del Tribunal de Cuentas pendiente de renovación y todos los vocales del Poder Judicial que llevan casi tres años con el mandato expirado. La imagen no podía ser más expresiva de la anomalía en que se encuentra el sistema judicial.
De hecho, ayer Carlos Lesmes tuvo que repetir el esquema de los actos de apertura del año judicial de 2019 y 2020 y acudió a palabras muy semejantes. En 2019 alertó de la “grave anomalía” que suponía el bloqueo y expresó su inquietud por el descrédito del órgano de gobierno de los jueces si se prolongaba esa situación por más tiempo; en 2020 conminó a los partidos políticos a acabar con esa “seria anomalía”. Ayer no tuvo más remedio que reforzar idéntico argumento al apelar al prolongado incumplimiento del plazo marcado por la Constitución y subrayar sin matices que la situación “es insostenible para la judicatura y para la propia sociedad”.
Tres años después, las palabras de Lesmes constatan la perpetuación de una parálisis y no apuntan a solución alguna para resolver el grave problema provocado por la negativa del PP a la renovación. Tampoco el discurso de ayer parece haber movido ni un milímetro las posiciones de unos y de otros. Ni el PP, como culpable principal, ni el PSOE como partido de Gobierno han encontrado la ruta para escapar de una situación bloqueada, ni hay visos de que puedan hacerlo en breve.
Ha llegado el momento de que Carlos Lesmes, como presidente del Poder Judicial y del Supremo, y los 20 vocales que le acompañan en el Consejo del Poder Judicial encaren el problema con resolución y renuncien a sus cargos. Es una decisión traumática, pero a estas alturas parece la única que facilitaría la necesaria renovación del gobierno de los jueces. El PP, con un Poder Judicial dimitido, no debería atrincherarse más tiempo en la negativa a renovar un órgano clave en democracia. Según el propio Lesmes, en un recado dirigido al PP, la actual ley sí permite la renovación de ese órgano, contra la que sigue enrocado el partido liderado por Pablo Casado. Pudo parecer que incluso a Carlos Lesmes se le acababa la paciencia.
Fuente: ElPaís